Si en realidad la guerra de las consolas fuese ganada por ventas de hardware, el Wii hubiera sido la mejor consola y Nintendo sería el líder indiscutido de la industria… pero no es así
Soy de la idea de que la generación pasada de consolas fue la más importante desde su origen; su naturaleza no fue tecnológica sino ideológica, estuvo llena de lecciones para todos y las llaves del reino de la siguiente generación estuvieron disponibles para quien quiso aprender de ellas. Cada quien adoptó una postura ambiciosa, todos quisieron revolucionar el mercado de distintas maneras y todos lo lograron, pero no en la manera que lo imaginaron cuando le entraron al ruedo.
Sony tuvo el enfoque tecnológico, nos trajo un reproductor de Blu-ray, un centro de medios DLNA, salidas HDMI y S/PDIF de fábrica, Wi-Fi y hasta la posibilidad de instalar un sabor de Linux para quien lo quisiera. Llevaron al mercado una consola que en realidad era una ventana al futuro de la tecnología doméstica, pensaron que con tener hardware poderoso ya la tenían ganada, pues era lo que había funcionado desde que se aventaron patas-primero a competir con Nintendo a mediados de los 90s. El problema más grande que tuvieron con esa estrategia es que la tecnología para los primeros que la adoptan siempre es carísima, el PlayStation 3 no sólo fue la consola más cara en el momento de su lanzamiento, sino que también requería una inversión en una HDTV, un teatro en casa y una red doméstica para poder aprovecharla al máximo. Su desventaja más grande era la experiencia tan pobre en la PlayStation Network, que simplemente no podía competir con Xbox Live, aún siendo gratuita.
Microsoft tuvo el enfoque de balance entre hardware y software, no se preocuparon por traer a las salas tecnología de punta, sólo funcional en cuanto a juegos y versátil en cuanto a medios. Desde el éxito logrado por el Xbox original, Microsoft sabía que la tendencia a jugar en línea sólo seguiría creciendo y diseñaron su plataforma para hacer fácil esta tarea. Microsoft utilizó su experiencia con Windows para predecir que no es el hardware lo que hace una plataforma, sino las relaciones con creadores de contenido y la facilidad que tengan para desarrollar dentro de ella. El problema con esta estrategia fue que el 360 se sentía más como un Xbox en esteroides que una consola de nueva generación, lo que le hizo perder tracción cuando Sony rebajó el precio de su consola en 100 dólares, haciendo la decisión entre 360 y PS3 más fácil para quien buscaba valor en su inversión.
Nintendo, por otro lado, apostó a nintendear. Han tenido problemas de adopción de tecnologías desde los tiempos del N64, cuando el PlayStation usaba CDs y te permitía usarlo de reproductor de música; luego vino el GameCube que usó un medio óptico propietario y que estuvo en desventaja con el PS2 que te permitía reproducir DVDs. Siempre han sido puristas de los juegos, viéndolos como juguetes y enfocándose en la diversión de quien los usa, y ese enfoqué les resultó en todo un éxito con el Wii. Sabían que no podían competir contra tecnologías de gigantes como Sony y Microsoft, y decidieron crear una consola muy diferente al resto, enfocándose en la diversión en tu propia sala y no con otros nerds por internet. Esta estrategia funcionó y convirtió al Wii en la consola más exitosa en ventas de hardware, pero también echó luz sobre el elefante de la habitación: a nadie le interesaba el software del Wii. ¿A cuántas personas conoces que lo usaron para jugar otra cosa que no fuera Wii Sports?
Sin Nintendo, los videojuegos no serían lo que son, y su actual situación sólo augura el comienzo de la nueva era de los videojuegos,
Para finales del 2013, el Wii había vendido 100 millones de unidades, mientras que el PS3 y el 360 vendieron alrededor de 80 millones cada quien. Existe una disonancia entre el éxito rotundo del Wii y el hoyo en que se encuentra Nintendo actualmente. Si en realidad la guerra de las consolas fuese ganada por ventas de hardware, el Wii hubiera sido la mejor consola y Nintendo sería el líder indiscutido de la industria… pero no es así, y no me explico por qué lo pensaron de esa manera. Nintendo tuvo que aprender a la mala que la competencia en consolas de videojuegos es un juego largo, que el soporte de desarrolladores y un buen hardware es lo que te hace exitoso y relevante a lo largo de la vida útil de tu producto. La poca capacidad del hardware, sumado a la poca fe de los seguidores de Nintendo en títulos de terceros y el uso de controles tan particulares, mandaron a la compañía al nicho de juguetes y no de consolas de videojuegos. Para el 2009, el Wii no era considerado por desarrolladores como una tercera consola, y hacer ports de sus franquicias ni siquiera estuvo en la mesa de discusión.
Sin querer, Nintendo les explicó al resto de los competidores qué hacer para fallar: perder el respeto por la competencia y por las preferencias de los consumidores. Mientras que los títulos desarrollados por Nintendo son de las mejores cosas que la industria en general tiene para ofrecer, no son suficiente para mantener a una consola relevante. En una industria tan cambiante y en crecimiento, el subestimar tendencias y bloquear el paso a otros desarrolladores es el peor movimiento posible; Nintendo pensó que podía cambiar las cosas con el Wii U y ahora vemos la profundidad real de su ego y lo que seguramente los llevará a la ruina en esta generación. Con el hardware y software que tienen el Xbox One y el PlayStation 4, el Wii U no tiene manera de competir. No existe una sola categoría en que el Wii U sea mejor consola que el resto, y esta generación de competencia apenas va empezando. Las opciones de Nintendo están contadas, por un lado está su división de consolas con total desventaja y sin capacidad de competir, por otro lado está su división móvil que está encontrando competencia en smartphones y tablets, y ahora por otro lado está la creciente tecnología de streaming que sin duda vendrá a revolucionar la industria en esta generación.
Nintendo trajo videojuegos a las salas del mundo, hizo soñar a millones de niños y los convirtió en los líderes actuales de la industria y principales consumidores de videojuegos. Sin Nintendo, los videojuegos no serían lo que son, y su actual situación sólo augura el comienzo de la nueva era de los videojuegos, donde los alumnos por fin sobrepasan a los maestros. Por el momento es hora de despedirse de las consolas de Nintendo y recordar que con su sacrificio involuntario, han pavimentado el futuro de la industria y de los juegos que disfrutaremos durante los próximos años. Si por alguna razón recuperan el sentido y cambian curso, en el futuro podrás jugar el nuevo de Zelda en tu PS4 y Xbox One… se vale soñar.
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