Los vientos de cambio

En 1999 yo tenía en el limbo mi hábito por los videojuegos, después del fiasco que resultó para mi el N64 y lo poco interesado que estaba en armar una pc exclusiva para jugar(más por lana que por ganas), mis opciones de jugar eran muy pocas, a veces starcraft y otras tantas mucho abandonware, sin embargo, en aquel verano, algo cambió y cómo hongos empezaron a salir puesteros que vendían juegos de playstation a $10. A mis 18 años lo único que me había tocado eran selecciones muy pobres de títulos y precios muy altos, lo peor era que aún y cuando lo pudieras pedir a un puestero o a algún conocido que iba para Estados Unidos, el comprar un juego nuevo a veces era una ruleta rusa. En aquel entonces algo cambio y de repente me tope con por una cantidad de títulos enormes a precios ridículos y con la posibilidad de que a prueba y error decidía que juegos me gustaban y cuáles no.

 

Party hard

Party hard

 

 

En aquellas épocas no había muchas opciones de compra y considerando que los precios eran muy altos, yo me subí con mucho gusto al tren, o barco, de la piratería (¿entendieron?), pocas opciones, precios altos y casi nada de dinero, yo era mercado meta y comprar juegos a diez pesos era perfecto para mi y en muchos lados tenía todo el sentido del mundo. Sin embargo ya es 2014 y otra vez las cosas cambiaron.

 

A mis 33 años, cada centro comercial que se respete en mi ciudad cuenta con al menos una sucursal de alguna de las 3 cadenas de videojuegos que hay en México, además algunas cadenas de electrónicos o de música(es un decir, lo correcto sería el término “media”) tienen sus estantes con videojuegos de las 3 consolas que hay en el mercado y lo mismo en algunos supermercados, y aunque el precio sigue siendo alto, casi todos están en un estándar, aparte que algunas cadenas ya tienen la opción de compra-venta-cambio de juegos usados. Desde esta perspectiva, la piratería ya no es una opción para mi.

 

También ahora algo está cambiando, de poco a poco las cosas empiezan a moverse cómo una bola de nieve, sin querer cada vez se vuelve más común las descargas digitales y aunque no siempre significan grandes ahorros y a veces los catálogos no son tan amplios, eso no opaca lo cómodo que es hacerte de un juego con un par de clicks y sin embargo no todo va cómo uno quisiera, el detalle está en el DRM, es casi imposible quitarse ese sabor de que sólo te lo están restando, no quisiera nunca estar en ese escenario donde toda tu biblioteca de juegos se desvanece porque alguna compañía perdió ciertos derechos o se fue a la bancarrota, y ya ni hablemos de la sensación de perder todo ese dinero.

 

Y a pesar de todo esto me mantengo optimista, tal vez pequé de ingenuo o tal vez de pendejo, pero en este microcosmos que es el mercado mexicano he visto cómo la oferta ha aprendido a satisfacer la demanda, en otras palabras, me tocó ver cómo los negocios se adaptaron a las reglas que había puesto el mercado gris, catálogos surtidos a precios competitivos con la opción de intercambio de juegos, tanto es así que ahora el mercado gris ya sólo es otra de las opciones. Eso me hace creer que las cosas vendrán bien, además si todo lo anterior falla, están esos territorios yermos donde el grito de guerra “PC master race”, allá hay un imperio llamado steam y si las cosas no pintan bien, he oído que no es tan complicado ingresar.

Los tiempos son adecuados para hacer apuestas.

 

Bring it on, bitch!

Bring it on, bitch!