gotG: Mass Effect, un día Asimov, Heinlein y Dick entran a un bar…

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Mass Effect me ganó desde su prólogo, el nombre del título no es nada más porque si, sino que dentro de ese universo es un evento donde una raza encuentra tecnología de una antigua civilización llamada Protheans y cada que eso pasa, dicha raza avanza tecnológicamente varios siglos. Esta sola mención me atrapo, nunca pensé en un trope de ciencia ficción, yo sólo pude acordarme de Pórtico (Gateway, una de mis novelas favoritas, escrita por Frederik Pohl en 1977 y con uno de los mejores finales que se han escrito), con eso en mente todo lo demás sólo fue un viaje feliz.

 

Hay un factor común en las buenas historias de ciencia ficción y es que los personajes siempre terminan enfrentándose a si mismos, a sus miedos e inseguridades, donde situaciones extraordinarias los obligan a salir de su zona de confort para poder seguir adelante, por eso no importa que las cosas estén sucediendo sobre el hombro de Orión, los personajes no dejan de tener los mismos conflictos que los que puede tener un oficinista, y justo ahí es donde Mass Effect brilla, porque aún cuando Shepard empieza siendo un héroe de guerra y de a poco le empiezan a él y su tripulación el destino de la galaxia, ninguno deja de lidiar con los problemas que pudiera tener en cualquier otro día… Hay que discutir con superiores para ganar puestos políticos, para obtener más presupuesto, para no armar escándalos, y bueno, ¿la tripulación? son una colección de tipos rotos, la mayoría con daddy issues, problemas con sus manejos de ira, con necesidad a la sobrecompensación  y montones de inseguridades y remordimientos, pero aun así, cada uno no deja de ser un maldito genio en lo que hace.

 

Mencionaba al principio la similitud que había con Pórtico, durante la trilogía completa hay avalanchas de referencias a muchas series clásicas de ciencia ficción, de entrada la rama militar de los terrícolas no deja de sonarme a Starship troopers(tanto la novela cómo la película), el homenaje a Ender’s game con la subtrama de los Rachni, que de paso también le hace un guiño a Alien, el pleito entre Geths y Quarians que toma mucho de Battlestar galáctica pero para el final me recordó mucho a Caves of Steel de Asimov… Para el ojo agudo del lector, todo esto tal vez sea una colección más de tropes de ciencia ficción, y lo son pero lo manejan tan bien que es fácil dejarlos de lado porque otra maravilla de este juego, es que pusieron a cada uno de los personajes a contar la historia desde su perspectiva y para ese propósito diseñaron personajes bastante complejos, ninguno está ahí nomás porque sí, ni uno solo es plano, sino que cada uno tiene un peso importante en el transcurso de las tres entregas.

 

Hasta ahorita he hablado de Mass Effect como si fuera una novela o una película,  eso sencillo porque su historia es memorable, además viene acompañada de un soundtrack ideal, ese intro siempre me sabe a melancolía, sobre todo cuando sale la carota de Wrex y me acuerdo de todo lo que carga en su joroba. En fin, hablando concretamente del juego, al principio era algo extraño, tenía toda la pinta de un juego de acción muy al estilo de Gears of war lo que hacía que a uno se le olvidara que estaba jugando un RPG, pero después de que te sentaban un par de veces era que empezabas a explorar menús y darte cuenta que era un sistema muy amigable, era sencillo saber cómo especializar a tus personajes e ir planeando estrategias con antelación.

 

A pesar de todas las cochinadas que hubo alrededor de esta saga, a pesar de los fanboys y sus chingaderas, a pesar de un final que es anticlimático, a pesar de todo, Mass Effect se volvió mi juego favorito de la generación pasada, me brindó momentos entrañables e hizo que siga queriendo gastar mucho dinero en parafernalia. Si tienen mucho tiempo disponible, háganse el favor de disfrutar de la trilogía completa, es una experiencia que valdrá las horas que toma terminarlo.

 

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